miércoles, noviembre 22, 2006

¿Historia reciente no es historia?

Al ingresar en temas cercanos al presente queremos compartir con los estudiantes algunas mínimas reflexiones sobre las problemáticas historiográficas de la historia reciente tomadas de un trabajo actualmente en prensa:[1]

“…no suscribimos la idea de que sólo puede haber historia a partir de la extinción de la memoria de los abuelos como cierta historiografía de raíz fuertemente positivista acostumbraba afirmar.
Revisando estas posturas muy brevemente se diría:
1) No corresponde al historiador juzgar el pasado ni instruir a sus contemporáneos, sino “contar las cosas tal cual fueron” según la conocida fórmula de Ranke.
2) Su neutralidad es una consecuencia de su independencia como sujeto que conoce respecto del objeto de su conocimiento, el “hecho histórico”.
3) El historiador funcionaría como un espejo limitándose a reflejar con fidelidad las imágenes del objeto.
4) Para ello reúne un número considerable de documentos escritos sometidos a la doble crítica heurística y hermenéutica para organizar un relato objetivo si se respetan los procedimientos metodológicos[2].
Para tales concepciones, obviamente, el presente inmediato sería el campo de la crónica periodística, de las concepciones y el accionar político, de las turbulencias del compromiso ideológico. Como consecuencia, antes de la Historia, la inexistencia de documentos escritos relegaba a oscuros enormes períodos de tiempo a la “PRE- Historia” (y con ello a las culturas que no conocían la escritura); y luego en el presente, a la crónica cotidiana de los pasquines amarillos los procesos que desembocan precipitadamente en actualidad aunque reconocen “manojos” causales que se hunden inequívocamente en tiempos de longitudes diversas.
No obstante, no es suficiente la crítica de las posiciones de una corriente historiográfica para fundamentar la posibilidad de trabajar con la historia reciente.
La lectura de los primeros párrafos del prefacio de la historia del siglo XX de Hobsbawm parecería negar la posibilidad de dicha construcción:
“Mi vida coincide con la mayor parte de la época que se estudia en este libro y durante la mayor parte de ella, desde mis primeros años de adolescencia hasta el presente, he tenido conciencia de los asuntos públicos, es decir, he acumulado puntos de vista y prejuicios en mi condición de contemporáneo más que de estudioso. Esta es una de las razones por las que durante la mayor parte de mi carrera me he negado a trabajar como historiador profesional sobre la época que se inicia en 1914, aunque he escrito sobre ella por otros conceptos.” [3] […]
Sea por razones teóricas que prescriben ese elusivo “tiempo”, o por la necesidad personal del investigador de “distanciarse” de los hechos de los que fue protagonista, o por las desconocidas razones particulares que se esgriman explícitamente o no; lo real es que los estudios pertenecientes al área de la historia de la educación durante la época de la dictadura son relativamente recientes en nuestro país.
Descartando la pretensión de realizar un estado del arte[4] en este breve apartado mencionamos los trabajos tempranos de Juan Carlos Tedesco y Cecilia Braslavsky (1985), los de Carolina Kaufmann (1997, 2001, 2003 y 2006), los de Hernán Invernizzi y Judith Gociol (2002) y el que marcamos como referencia al pie, de Pablo Pineau (2006), para lo cual remitimos a la bibliografía final.[…]
La problemática de la historia reciente se instala de manera polémica en las 210 discusiones que a la fecha registra sobre el tema ¿es posible una historia inmediata? el foro internacional Historia a Debate.[5] […]
En la misma página de HaD se expresan los historiadores Juan Balduzzi y Carlos Suárez. El primero advertirá que "La dificultad que enfrenta la historia del tiempo presente es que, si pensamos en una historia de procesos, estos procesos no están cerrados."[6] 31/12/02
Y agrega el segundo “…el desafío, entiendo, va más allá del período histórico que se aborde. ¿Es que piensan por ventura que su propia realidad-presente-histórico estará ausente porque su tema se desarrolle en el siglo XI o tenga que ver con la expansión imperialista del siglo XIX o con la condición de sometimiento que vivieron las poblaciones aborígenes en la conquista y colonización de América?[7]
En el trabajo ya citado de Marcelo Mariño, el autor advierte sobre la importante renovación historiográfica que tuvo lugar en los últimos años en el diálogo entre historia y ciencias sociales para afirmar que:
“En ese contexto de intercambio, la Historia comenzó a abandonar su prevención de abordar procesos históricos cercanos al presente. La objetividad entronizada como fetiche había dificultado la posibilidad de abordar el pasado reciente y de algún modo se eludía la complejidad que supone la intervención política y académica de los historiadores en hechos sobre los que también podrían testimoniar como ciudadanos”[8]
Cerramos provisoriamente este apartado afirmándonos en las posibilidades de la historia reciente bajo el criterio de mantener el estado de alerta metodológico como requisito con independencia de los tiempos en que trabajamos.
Para el caso de los hechos de la dictadura militar argentina del `76 sólo reconoceremos respetuosamente los tiempos individuales en que cada investigador sienta y pueda que se encuentra en condiciones de abordarlos.”

[1] CUCUZZA, Héctor Rubén ¿Memoria no es historia? Testimonios de una escuela durante la dictadura militar en la Argentina, 1976-198, en Revista Interuniversitaria de Historia de la Educación, No. 25.
[2] BOURDE, Guy y MARTIN, Herve: Las escuelas históricas, Madrid, 1992, p.144.
[3] HOBSBAWM, E. : Historia del Siglo XX, Barcelona, Crítica, 1995, p.7.
[4] Véase para ello PINEAU, Pablo; MARIÑO, Marcelo; ARATA, Nicolás y MERCADO, Belén: El principio del fin. Politicas y memorias de la educaciòn en la ultima dictadura militar (1976-1983) Bs. As, Colihue, 2006, el subtítulo “Un balance del estado del arte”, pp. 18-22.
[5] Véase la sección “debates abiertos” en http://www.h-debate.com/
[6] http://www.h-debate.com/, 31/12/02
[7] Ibid, 15/03/02
[8] MARIÑO, Marcelo: “Las aguas bajan turbias. Política y pedagogía en los trabajos de la memoria”, en PINEAU, Pablo; MARIÑO, Marcelo; ARATA, Nicolás y MERCADO, Belén, op. Cit., p. 127. Las negritas son propias.

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