Unidad V.
Paula Spregelburd
San Miguel: martes 2 de junio.
Luján: lunes 8 de junio.
1) Concepto de “cultura escolar”. La cuestión de las continuidades y las rupturas.
- “La cultura escolar estaría constituida por un conjunto de teorías, ideas, principios, normas, pautas rituales, inercias, hábitos y prácticas (formas de hacer y pensar, mentalidades y comportamientos) sedimentadas a lo largo del tiempo en forma de tradiciones, regularidades y reglas de juego no puestas en entredicho, y compartidas por sus actores, en el seno de las instituciones educativas. Tradiciones, regularidades y reglas de juego se transmiten de generación en generación y que proporcionan estrategias: a) para integrarse en dichas instituciones e interactuar en las mismas; b) para llevar a cabo, sobre todo en el aula, las tareas cotidianas que de cada uno se esperan, y hacer frente a las exigencias y limitaciones que dichas tareas implican o conllevan; y c) para sobrevivir a las sucesivas reformas, reinterpretándolas y adaptándolas, desde dicha cultura, a su contexto y necesidades. La cultura escolar sería, en síntesis, algo que permanece y que dura; algo que las sucesivas reformas no logran más que arañar superficialmente, que sobrevive a ellas, y que constituye un sedimento formado a lo largo del tiempo. Un sedimento configurado, eso sí, por capas más entremezcladas que superpuestas que, al modo arqueológico, es posible desenterrar y separar. Es en ese sentido en el que cabría decir que la tarea del historiador es hacer la arqueología de la escuela.” (Tomado de VIÑAO, Antonio, 2002, Sistemas educativos, culturas escolarea y reformas, Morata, Madrid, p.74).
2) Conformación de la cultura escolar.
2.1 Confrontación entre método mutuo y método simultáneo en la primera mitad del siglo XIX.
2.2 Normalización de las prácticas en la segunda mitad del siglo XIX: arquitectura escolar, diseño del aula normal, maestro y alumno. Influencia del positivismo pedagógico.
3) La construcción social del curriculum (Goodson). El curriculum de la escuela primaria. La división por disciplinas en la escuela media.
4) La crítica escolanovista. Surgimiento de
Hola Paula, quería avisar que hay un error en la fecha, el lunes es 8 de junio. Saludos! Juan
ResponderBorrarGracias. Ya lo corrijo.
ResponderBorrarPaula
Hola!
ResponderBorrarBreve referencia a los mensajes de textos y la expresión escrita en las aulas, debido a los comentarios y preocupaciones sobre las recientes evaluaciones. (Lo dividí en 3 porque no entra todo junto)
Comentario: Los teléfonos móviles celulares modernos que cuentan con la capacidad de cumplir diferentes funciones, como la conexión a la red de internet, cargar archivos de datos, audio o video, y conexiones satelitales entre otras tantas cualidades; ¿representan un medio de transmisión de saberes correspondiente a la etapa electrónica definida según W. Ong?
Caso extraído de una realidad cotidiana en las aulas:
Pregunta el profesor a los alumnos; “¿Ustedes saben que cuando yo iba a la escuela no existía el celular?”. Las miradas perplejas no pueden responder a tan inusual problemática; ¿como es posible pensar que ese aparato vital podría estar ausente de sus existencias?, es ilógico solo preguntárselo. Algunos sonríen irónicos, otros tartamudean ensordecidos de tumultuosos pensamientos, los más despistados se animan a responder en tono burlesco; “pero eso es imposible profe”.
El joven profesor interviene realizando otro planteo, “imaginen que les faltara, dejaran de funcionar o que no se consigan mas, ¿que harían? El silencio impera el aula y cierto pánico recorre las miradas atónitas de los adolescentes que no pueden recrear es sus mentes semejante dilema. “Yo me muero” dice una muchacha con una sonrisa sumisa ante la angustia. “Y la verdad profe que no sé, no sabría que haría, estaría como perdido” dice otro alumno. Las voces se repiten, es muy difícil imaginar una vida sin celular. El desconcierto generalizado produce un caos de comentarios y gritos provocando un confuso ambiente de inestabilidad emocional y racional. Para algunos la posibilidad de un mundo sin celular asusta, produce temor, desosiego, pánico, para otros, ven en esa posibilidad un modo de liberación a un vicio del cual sospechan no tener tanta necesidad, una dependencia que comienzan a cuestionar.
Un oportuno interrogante, los ha enfrentado ante un comienzo de problematizacion de aquella realidad que se les presenta ante los ojos, legitimada e impuesta, como una realidad de orden divino; absoluta, inmutable, infinita, única.
“Es que tenemos tres mil mensajes profe, y solo tres días para gastarlos” dice la muchacha del rincón izquierdo. “Y no nos da el tiempo” continua su compañero de banco. La joven del fondo, descubre su aparato resguardado entre las hojas y comenta; “Y si no mandamos acá en clase no llegamos, salimos perdiendo, compramos la promo al gusto”. El profesor es conciente de las nuevas formas de dominación mercantil de las empresas de telefonía sobre el sector de la sociedad más vulnerable e influenciable; los adolescentes (considerando las inestabilidades, las búsquedas de identificaciones y modelos, en el proceso de construcción de la personalidad).
Pregunta el profesor; “¿Y para que necesitan tanta cantidad de mensajes?”. Ante la aparente curiosidad avaladora del profesor, decenas de celulares salieron de sus escondites como también se asomaban las respuestas simultáneas; “para enviar a todos”… “usted pone, hola como estas”… “y le envía a todos los contactos de una”…”o sino manda cadenas” “y si te la devuelven la mandas otra vez” “la idea es gastar los tres mil sms” “la idea es esa, porque sino para que compras”
(continua)
Los mensajes de textos son utilizados con mayor frecuencia por los jóvenes y adolescentes. Éstos, ya no hacen uso de sus maquinas inertes para la ficticia comunicación virtual, sino que son capturados por las mismas y puestos a predisposición y al servicio de la mecanización de la conducta, pasiva en la curiosidad y activa en el consumo. Cuantos más mensajes se envía en el mayor tiempo posible, mas se desarrolla una mentalidad ingenua, que solo tenga como thelos mandar y recibir sms. El celular no es utilizado como un instrumento de comunicación conciente y racional, sino como una necesidad impuesta de “consumir mensajes”. Las nuevas promociones en el uso del celular han ido transformando el sentido de la “comunicación” tradicional del teléfono, por un medio para la construcción de mentalidades y conductas tendientes al sedentarismo de todo lo que hace la movilidad física y mental, la pasividad en todo lo que mueve la curiosidad por saber, por buscar, conocer, indagar, cuestionar el medio.
ResponderBorrarGastar tres mil mensajes en tres días, equivale a 125 mensajes por hora, es decir, 2 mensajes cada un minuto, sin preguntarse jamás porque ni para que. “yo una vez llegué a gastarlos a todos” decía Tomás en una esquina del aula, un poco emocionado de su logro.
Victimas de una estructura de publicidad poderosamente seductora, los adolescentes de las diferentes clases son atrapados por esta red de consumo, quien no es sustentado por los padres, trabaja en función de autoabastecer el hambre de la exigente criatura, que devora saldo en la medida en que produce mayor dependencia. “No hay nada más lindo que el momento en que se recibe un mensaje” fueron las palabras de la muchacha de ojos brillosos que miraba de reojos ansiosa y expectante su aparato inerte.
(continua)
Por otro lado, y haciendo referencia la producción de saberes. Leer un mensaje de texto, requiere de una comprensión de las nuevas formas de “abreviación” estimuladas por la necesidad de escribir más en menos espacio. El esfuerzo por producir estas abreviaciones ha creado una estandarización de determinados términos de uso frecuente. “Hola cmo tas” “X ak tod ben” “Pasm a buskr q t spero” “dpues ns vms”, que progresivamente ha ido profundizándose hasta convertirse en una escritura sin vocales (como la escritura árabe o hebrea); “Hl cm ts” “X k td bn” “Psm bkr q t pr” (Y sigo siendo detallista) Esta nueva creación y adaptación a nuevas formas de escribir, producto de la necesidad de ahorrar mensajes (¡siendo que hay 3.000 para tres días!) se van asimilando de tal forma que luego se reproducen en la manera de escribir de la vida cotidiana y escolar de los alumnos. Los chicos escriben en el papel como lo hacen en sus celulares. Dentro de este sistema de códigos productos de erróneas abreviaciones, también se produce una acomodación a una forma de relacionarse con la lectura. Se escribe y lee lo breve, rápido y menos elaborado posible. Los mensajes deben ser descartables (como el saldo debe ser fugaz), una vez enviado y leído no sirven más, se eliminan para dar lugar a nuevos mensajes. (Esta es una enseñanza bien lograda de la ideología neoliberal; que para consumir con mayor rapidez, las cosas deben ser descartadas con urgencia)
ResponderBorrar¿Tendrá relación esta nueva cultura del descarte en el escribir y leer, con la progresiva indiferencia y rechazo a los libros de lecturas extensas?
Esta conducta mecánica de transmisión y recepción de palabras abreviadas en nuevos términos codificados, inteligibles para la nueva generación, pero incomprensibles para los adultos, se transfiere a una necesidad más radical del sistema mercantil que las genera y las promociona; la necesidad de construir mentalidades de consumo, desde la mas tierna infancia, para constituir al sujeto sedentario, desinteresado, apolítico, que se requiere para percibir la realidad social como natural, inmutable, a-histórica.
Gracias y saludos. Esta lectura es opcional jaja.
Estimado Juan:
ResponderBorrarTe responde Miguel Somoza, profesor "ad honorem" de la asignatura y residente en España. Tu mensaje es muy interesante y toca aspectos fundamentales de la cultura contemporánea.
Los teléfonos móviles son, indudablemente, un instrumento de comunicación y se corresponden con la etapa electrónica o de "oralidad secundaria", tal como la presenta W. Ong. Sin embargo, Ong esboza en su libro apenas unas características generales (no nos olvidemos que la obra fue publicada en castellano en 1987 y que el original inglés es de 1982, cuando recién comenzaban los ordenadores personales en USA y aún no existía Internet). A partir de entonces se ha desarrollado una inmensa bibliografía sobre la "sociedad red" y sobre el impacto de los medios de comunicación en la configuración de la cultura.
A pesar de lo dicho, y habiendo releído el texto de Ong después de tu mensaje, destaco su clarividencia y la proximidad con la descripción que haces de las prácticas sociales de los adolescentes, aunque Ong estaba pensando, seguramente, en la televisión. "Esta nueva oralidad posee asombrosas similitudes con la antigua en cuanto a su mística de la participación, su insistencia en el sentido comunitario, su concentración en el momento presente, e incluso su empleo de fórmulas" (p. 134).
La escritura de SMS tiene también algunas de estas características, en tanto es un híbrido de oralidad y escritura. Otra cuestión son las aberrantes prácticas publicitarias y empresariales. La publicidad en general está cada vez más dirigida a públicos adolescentes e incluso infantiles, dirigida a "consumidores inmaduros" y, por tanto, más fácilmente manipulables. Lo que no quita que el mundo de los adultos esté, también, crecientemente infantilizado.
La escritura abreviada de los SMS no tiene nada de malo en sí misma. Es un uso adecuado al medio. Lo que no se puede es trasladar esas formas propias de las limitaciones de un soporte o medio a los otros registros del habla y de la escritura. Creo que hay que hacer un esfuerzo para transmitir este concepto. Lo que puede ser legítimo en un soporte o medio o situación comunicativa no lo es en otros, por la razón de que no nos expresamos de igual manera en la intimidad que en una conferencia, o en un encuentro deportivo, o en una entrevista de trabajo.
El verdadero problema no es que los jóvenes crean esto o, más bien, que hagan como que lo creen para justificar una variedad de holgazanería intelectual. El problema grave es que hay adultos, y maestros y profesores, que creen ser "modernos" al comportarse como, y mimetizarse con, los adolescentes. El fetichismo de la "permanente juventud" y sentir verguenza de envejecer son otros aspectos del mismo fenómeno de manipulación y alienación: la renuncia a ser adultos, a pensar y a decidir, y a hacernos responsables de nuestra propia vida. Seguro que los estrategas empresariales y publicitarios evitan hasta lo imposible este "perfil consumidor", al que les resulta mucho más difícil quitarle el dinero. Es más fácil quitarle el dinero a los padres a través de lo hijos y, de paso, infantilizar a unos y otros.
Disfruté de tu mensaje y de este diálogo. Un abrazo.
Miguel.
Hola Miguel:
ResponderBorrarGracias por tu intervención crítica y los aportes, me brindan nuevos elementos a considerar y ayudan ampliar la problemática. Me resultó interesante el comentario sobre la infantilización de los adultos, la negación y el miedo a envejecer, la necesidad de ser responsables en el rol profesional y no buscar identificaciones con los chicos para entablar una relación de “iguales” en un sentido equívoco, con el objetivo de ganar la confianza de los mismos. Esta conducta es en general la contraposición al autoritarismo; la permisividad, y genera una gran desorientación en los adolescentes, considerando que sus propias inestabilidades y desequilibrios exigen de un adulto que ponga límites. Es interesante relacionarlo con una problemática actual en las aulas; el pánico de los docentes a estar frente a los adolescentes. El miedo de no ser respetados y valorados, suele generar en los adultos, ante esa compleja realidad, una inseguridad interna que tiene su raíz en la falta de una adecuada formación, una intelectualizacion (como praxis) que comprenda todos los factores que intervienen y la condicionan, para poder responder éticamente y profesionalmente. A mi criterio y en brevedad, esa inseguridad es uno de los factores que origina la necesidad de proceder según los extremos; el autoritarismo (en un intento de diferenciación jerárquica del alumnado) o la permisividad (en un intento de identificación y asimilación al mismo). En ambos el deseo de dominar y controlar, en función de mantener un orden incuestionado, es un denominador común.
Un abrazo y un gusto. Juan I. García.